Surrealismos. De Giorgio de Chirico a Francis Bacon

Una perspectiva transversal a través de la Colección Ralli

¿Surrealismo o surrealismos?

Esta muestra parte de la idea de que no existe un solo surrealismo ni una sola manera de entenderlo. Artistas como Arcimboldo, El Bosco, De Chirico o Chagall lo fueron antes de que tan siquiera existiese ese nombre. Por otro lado, encontramos el surrealismo vanguardista de André Bretón, el de los que fueron expulsados del movimiento o lo cuestionaron, el surrealismo tras su caída definitiva, el surrealismo abstracto, figurativo o el pop. Tal vez, en lugar de hablar de Surrealismo con mayúsculas, cabría hablar de surrealismos.

La exposición Surrealismos. De Giorgio de Chirico a Francis Bacon explora los diferentes lenguajes y trayectorias de algunos de los artistas surrealistas europeos más destacados de la historia. Desde Giorgio de Chirico, padre de la pintura metafísica y considerado surrealista antes incluso de que el movimiento surgiese, algo que comparte con Marc Chagall -también presente en la muestra-, al que se le suma el componente expresionista, pasando por varios artistas paradigmáticos del movimiento surrealista como André Masson, Salvador Dalí, Joan Miró o Man Ray, junto con los ingleses Conroy Maddox y John Banting y el alemán Paul Wunderlich. Todos ellos representantes de diferentes lenguajes dentro del surrealismo europeo, que vienen a ejemplificar el entorno e influencias que otros artistas como Henry Moore y Francis Bacon desarrollaban su obra.

En esta exposición vemos como se combinan obras de arte surrealista con otras cuyo lenguaje nos remiten más al expresionismo o a la nueva figuración, pero que contienen algunas de las características del surrealismo, como la temática, el uso de formas bimorfas, la referencia a la psique humana, al amor, al sexo, a lo fantástico o lo onírico, así como al arte clásico y los maestros de la antigüedad.

Distribuidas en las tres salas que conforman la exposición encontramos un total de seis esculturas de Salvador Dalí que contienen las características e iconografía claves de su lenguaje particular. Estas esculturas cumplen una doble función: por un lado nos acercan al universo daliniano, al mismo tiempo que dialogan con el resto de obras de la exposición, invitándonos a establecer relaciones entre estos y el surrealismo a partir de la simple observación.

Movimiento surrealista de vanguardia en Europa

El surrealismo es un arte de vanguardia que surge como sinónimo de libertad creativa, emocional y conceptual. Su esencia reside en la ruptura de los límites racionales, apostando por una expresión artística que fluye desde lo más profundo del subconsciente. Paradójicamente, aunque se trata de un movimiento que reivindica la libertad absoluta, fue necesario publicar hasta tres manifiestos para establecer los fundamentos de lo que significa ser verdaderamente surrealista. Esto pone en evidencia la tensión interna del movimiento: mientras proclamaba la emancipación del pensamiento, buscaba al mismo tiempo delimitar sus fronteras teóricas. No obstante, si hablamos de libertad, la conclusión más sensata es que el surrealismo es un estilo atemporal, uno que traspasa los marcos conceptuales, carece de límites y permanece abierto a interpretaciones infinitas.

Desde su nacimiento en Europa tras la Primera Guerra Mundial, el surrealismo se convirtió en un medio para cuestionar las convenciones sociales, políticas y culturales. Los tipos de surrealismo que surgieron a lo largo de su desarrollo son diversos. Entre ellos destacan el surrealismo automático, basado en la escritura o pintura sin control consciente; el surrealismo onírico, que representa imágenes propias del mundo de los sueños; y el surrealismo abstracto, más cercano a la evocación emocional que a la representación figurativa. Cada una de estas vertientes reflejaba distintas formas de acceder al subconsciente y de representar lo inefable.

Los artistas del surrealismo se valieron de estas distintas corrientes para explorar los rincones más recónditos de la mente. Figuras como Salvador Dalí o Joan Miró, entre muchos otros, construyeron universos visuales que combinaban símbolos personales, sueños, mitología, erotismo y crítica social. Su trabajo reflejaba una visión alternativa del mundo, una en la que la lógica y la coherencia eran sustituidas por lo mágico, lo absurdo y lo maravilloso.

El surrealismo surgido en Europa ha abordado históricamente temas tabúes para la sociedad, utilizando para ello una representación de la realidad que puede ser imaginaria, simbólica o ilusoria, sin que por eso pierda su veracidad. Los artistas surrealistas canalizaron esta mirada a través de técnicas como el collage, la escritura automática, el frottage o el cadavre exquis, entre otras, con el objetivo de liberar el pensamiento de las ataduras de la razón.

Hoy en día, podemos ver cómo la introspección personal y el lenguaje simbólico siguen presentes en la creación contemporánea que se inscribe en esta tradición. Esta exposición colectiva ofrece una aproximación renovada al surrealismo dentro de la historia del arte contemporáneo europeo, abordándolo desde un enfoque transversal y menos canónico. Esta exposición colectiva se acerca al surrealismo en la historia del arte contemporáneo europeo desde un enfoque diferente al tradicional y de manera transversal, a partir de obras pertenecientes a la Colección Ralli. En ella vemos una nueva forma de abordar la vasta producción del arte surrealista y sus diferentes interpretaciones.

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