Bacon, Francis – Irlanda

Biografía de Francis Bacon

Nace en Dublín en 1909, hijo de padres ingleses. Cuando tenía dieciséis años fue expulsado de su hogar familiar debido a su condición homosexual, tras una infancia marcada por los maltratos recibidos de su padre. Viajó y paso temporadas en Londres, Berlín y París, para acabar regresando a la capital inglesa en 1929.

En Europa conoció la pintura realista de George Grosz, Otto Dix y Max Beckmann, entró en contacto con la Bauhaus, los barrios obreros, el cine de Eisenstein, el teatro, la ópera, etc. En la capital francesa se sumerge en las corrientes vanguardistas y recibe influencias del cubismo y el surrealismo. Dentro de sus referentes encontramos a artistas como Pablo Picasso, Giorgio de Chirico, Fernand Léger o Jean Lurçat.

En esta época Francis Bacon había comenzado a pintar a modo de pasatiempo, al tiempo que trabajaba como diseñador de muebles e interiorista. Pero la visita a la exposición de Picasso en la Galería Rosenberg de París, en 1928, significo un antes y un después en la vida del artista irlandés, siendo en este preciso momento cuando decidió dedicarse a la pintura.

En 1930 comenzó a tomar clases de pintura en Londres. Cuatro años más tarde realizó su primera exposición individual, la cual fue un auténtico fracaso y cuya decepción le llevó a destruir todas sus obras realizadas hasta entonces. Pero esta fue solo la primera de las decepciones; dos años más tarde (en 1936) quiso formar parte de la Primera Exposición Internacional Surrealista que se realizaba en Londres cuya participación le fue negada por no cumplir las directrices del movimiento.

Devastado, deja toda producción artística y no es hasta 1944 cuando regresa con la realización de Tres estudios para figuras en la base de una crucifixión, expuesto un año más tarde en Londres y que fue bien acogido por la crítica. Sin embargo, se trataba de una obra desconcertante e inquietante que representaba figuras monstruosas. Bacon sienta en este triptico lo que se considerará una constante en su obra: el análisis profundo de la atrocidad de la condición humana.

Afectado por las circunstancias personales y de finales de la Segunda Guerra Mundial, Bacon trata de encontrar una forma de expresar dichos horrores a través de la figuración, como también lo harán otros autores de la época dentro de la llamada Escuela de Londres[1], de la cual Bacon forma parte.

La obra de Francis Bacon

Su obra se centra en el retrato y la figura humana, reinterpretando temas de la pintura clásica. Visita museos y recurre a las obras de los grandes maestros de la pintura antigua como Tiziano, Velázquez, Rembrandt, Grünewald, Van Gogh, torsos y fragmentos de la antigüedad clásica, así como maestros del expresionismo. Sin embargo, su influencia no solo le viene del pasado. Bacon combina todo esto con la cultura de masas y el arte pop, fotografías, revistas, el cine expresionista y surrealista de Eisenstein, Stroheim o Buñuel, junto con imágenes de medicina y radiografías.

Sus estudios dedicados a la figura humana representan la angustia y opresión del hombre moderno. La desfiguración de los cuerpos y rostros con grandes bocas abiertas, la sangre, los fondos y decorados opresivos, acentúan esta sensación. Bacon retrata su propia visión dolorosa y angustiosa del hombre y la sociedad contemporánea. En la obra de Bacon, que tiene un gran componente autobiográfico, podemos leer la relación no resuelta que el artista tiene con el cuerpo, el desnudo y la sexualidad.

La deformación de los rostros es una característica de la obra de Bacon que se le atribuye a la influencia que tuvo en él Picasso y su teoría cubista, la cual Bacon toma y transforma con lenguaje expresionista. Del mismo modo, las formas orgánicas y cuerpos cuyos límites se desdibujan remiten a las formas biomorfas empleadas por el surrealismo en artistas como Salvador Dalí, Jean Arp, Henry Moore. Los temas como la muerte, el sexo, el miedo a ambos, el psicoanálisis, son también un punto de unión entre el artista irlandés Francis Bacon y los surrealistas.

Los autorretratos, otro de los grandes temas de Bacon, exploran también sus angustias, sus mayores miedos. Somete a su propio rostro, al que declaraba detestar, a deformaciones y oscuras representaciones, que repite una y otra vez.

La reiteración en sus obras no es algo que se limite a los autorretratos. Bacon tomaba temas u obras de otros artistas (como el Retrato del papa Inocencio X de Velázquez o La masacre de los Inocentes de Poussin), o las suyas propias,  que realizaba una y otra vez con resultados diferentes. Son tomados como excusa para la exploración de la forma y el componente expresivo del color y la pincelada.

El formato de tríptico, muy empleado por Bacon, le sirve para representar un tema desde distintas perspectivas, hacer que el espectador se vea envuelto en la sensación que la obra produce. La reiteración afianza su mensaje. Sin embargo, huye de la narración y lo único que vincula una imagen con otra dentro de la propia obra es el color de fondo.

Bacon viajará y realizará grandes exposiciones a partir de los años sesenta por toda Europa y Norte América. El artista continuará pintando y viajando hasta el final de su vida. En estos trayectos realiza repetidas visitas a España, donde finalmente fallece en 1992 de un ataque al corazón.

[1] Denominación que adquieren el conjunto de artistas independientes que trabajaban en la capital a finales de los años 40, fuesen o no ingleses, entre los que encontramos a RB Kitaj , Lucian Freud , Francis Bacon, Howard Hodgkin , Leon Kossoff , Michael Andrews y David Hockney. Su punto común era el empleo de la figuración en sus obras (en oposición a los movimientos abstractos que se daban en aquella época tanto en Europa como en Estados Unidos).

Silvia Sánchez Ruiz
Curadora