Alcázar, Juan – México

Juan Alcázar, un artista oaxaqueño entre la tradición y la innovación

Juan Alcázar nació en Guadalupe Etla, municipio oaxaqueño, en 1956, y allí mismo falleció a los 57 años, tras una brillante trayectoria como artista plástico, promotor cultural y docente.

Desde muy joven mostró una profunda vocación por el arte. A los 13 años ingresó en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Benito Juárez, donde obtuvo diversas becas que le permitieron perfeccionar su formación. Estudió grabado con Fernando Vilchis y Leticia Rarragó, además de especializarse en serigrafía en Xalapa.

Su pasión artística trascendió lo individual: Alcázar dedicó gran parte de su vida a promover la educación y la cultura en Oaxaca, creando espacios de encuentro y aprendizaje para jóvenes artistas.

PROMOTOR CULTURAL Y MAESTRO DE GENERACIONES

Figura clave en el arte oaxaqueño contemporáneo, Juan Alcázar fue miembro fundador del Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo en 1974, institución que dirigió entre 1993 y 2004, donde impartió clases de grabado a varias generaciones de creadores.

Su compromiso con la enseñanza lo llevó a fundar el Taller Libre de Gráfica Oaxaqueña (1983), el Taller de Grabado Juan Alcázar (1999) y a impulsar talleres comunitarios destinados a fortalecer la producción artística local.

Asimismo, participó en la fundación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), inaugurado en 1992, y en 2004 creó y dirigió el Museo de los Pintores Oaxaqueños (MUPO), consolidando su papel como gestor cultural y referente educativo.

COLOR, MITO Y HUMANISMO EN SU OBRA

Heredero de la tradición fantástica y mitológica del arte oaxaqueño iniciada por Francisco Toledo, Juan Alcázar desarrolló un lenguaje visual propio, donde los colores vibrantes, las figuras humanas y las referencias prehispánicas se entrelazan para crear mundos mágicos y simbólicos.

Sus composiciones transitan entre lo terrenal y lo imaginario, con un marcado sentido humanista que invita a reflexionar sobre la identidad, la memoria y la espiritualidad.

El Museo Ralli celebra su legado como parte esencial del arte latinoamericano, reconociendo en Alcázar a un creador que unió técnica, imaginación y compromiso social en cada una de sus obras.