Juan Alcázar y la Diosa Tlanchana
La culebra o serpiente, conocida también como La Gran Víbora de Agua, tiene un gran protagonismo en la cosmogonía mesoamericana y la mitología indígena, siendo símbolo de fertilidad y agua.
Similar simbología tiene lo que conocemos como la sirena, ser mitológico así mismo muy presente en el arte precolombino, pero en torno al cual se refieren indistintamente en ocasiones como mujer medio pez o mujer-culebra.
A lo largo de la historia las distintas civilizaciones han ido adaptando mitos antiguos a su cosmogonía particular, por lo que una misma diosa puede adquirir diferentes nombres y diferentes propiedades divinas.
Los matlatzinca, pueblo originario anterior a los mexicas, adoraban a la diosa Tlanchana, a la que llamaban reina madre, hechicera de la laguna y espíritu protector. Era madre guardiana y protectora de las Nueve Aguas. La describían como un ser con piel grisácea u oscura, una mujer-pez o mujer-culebra, cubierta de collares y flores, larga cabellera, pechos al descubierto y corona en la frente.
La Tlanchana era una diosa vengativa y posesiva, pero también era adorada por su carácter protector y sustentador. La dualidad es algo característico de las deidades y las culturas precolombinas de Mesoamérica.
Tras la invasión de los mexicas la apodaron “la hechicera de la laguna”, y la emparentaron con Tezcatlipoca, señor de la noche, del cielo y la tierra, de carácter protector y símbolo de la vida y la fertilidad, así como de la felicidad. Adopta así la identidad de Chalchiuhtlicue, diosa de los lagos y corrientes de agua, patrona de los nacimientos, protectora de la navegación costera en el México antiguo y deidad del amor y la fertilidad.
Más adelante, los nahuas de La Huasteca la describen solo como mujer medio pez, quedando reducido su carácter serpentino solo a la presencia de una lengua de víbora. Sin embargo, con la llegada de los frailes en la conquista, este ser es desterrado debido a su carácter demoníaco. Cuentan que a causa de ello las Nueve Aguas se secaron y los pueblos que de ella vivían cambiaron su actividad agrícola y pesquera.
En la obra “Culebra de agua”, de Juan Alcázar, podemos reconocer a esta deidad por algunos de los atributos descritos en las diferentes descripciones mencionadas. No vemos una representación literal, pero la suma de los símbolos nos la revela. Este uso del lenguaje simbólico esquemático nos puede recordar al método paranoico crítico del surrealismo en el cual la lectura de la obra es extraída de la suma de los signos presentes en ella. De este modo, la representación de una mujer con estas características físicas enrollada por una serpiente podríamos fácilmente entenderla como una mujer-serpiente o mujer-culebra.
-
Culebra de agua, 1988
Juan Alcázar
Grabado sobre papel
77 x 57
Silvia Sánchez Ruiz
Curadora
GALLEGO ANDRÉS, Lucia (en línea). Iconografía y significado de la serpiente en distintas culturas de Oriente y Occidente IV (Tesina). En:
https://patriciapasso.com/iconografia-y-significado-de-la-serpiente-en-distintas-culturas-de-oriente-y-occidente-iv/ [Fecha de consulta: 04/08/2022]
“Tlanchana: La Mujer Serpiente de las Nueve Aguas”: https://aminoapps.com/c/pagans-amino/page/blog/tlanchana-la-mujer-serpiente-de-las-nueve-aguas/N4J2_XEWSMuYlogv4Po77WdZxZN7ka768K [Fecha de consulta: 04/08/2022]