Lam, Wifredo – Cuba

BIOGRAFÍA DE WIFREDO LAM

De nombre completo Wifredo Oscar de la Concepción Lam y Castilla, nació el 8 de diciembre de 1902 en un barrio humilde de Sagua la Grande, Cuba. Su padre era un comerciante y escribano chino y su madre mulata, mezcla de sangre africana, española y aborigen. Desde niño tuvo contacto con la santería y la magia debido a su herencia materna, integrando con naturalidad esta faceta de su cultura en su identidad.

En 1920 ingresó en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura San Alejandro, en La Habana, formación que realizó durante tres años. Desde sus inicios pasó a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores de La Habana y expuso en los Salones de Bellas Artes de esa asociación.

En 1923 viaja a España como becario para estudiar en la Academia de San Fernando de Madrid.

Wifredo Lam participo en la Guerra Civil española en el bando republicano. Como miembro integrante de las brigadas artísticas internacionales y el sindicato de pintores de la Unión General de Trabajadores (UGT) realizó carteles propagandísticos durante esta época.

A este período de guerra le acompañan desgracias familiares. Su mujer, Eva Piris, y su joven hijo mueren en 1931 a causa de la tuberculosis.

En 1938, debido a la victoria del ejército franquista, Lam viaja a París. Allí conoce a Pablo Picasso, quien fue una gran influencia durante toda su trayectoria para el artista cubano además de un gran apoyo en sus inicios parisinos. Se integra también en los círculos más selectos de las vanguardias y la bohemia parisina.

Tras dos años en la capital francesa, y de nuevo a causa de una guerra, Lam vuelve a exiliarse, en este caso en Marsella, donde coincidirá con André Bretón y otros miembros del Movimiento Surrealista.

En 1941 y tras dos exilios, vuelve a Cuba. Allí se encuentra con una escena profundamente deprimente que le decepciona. Su propósito tras su llegada a la isla es claro: construir una escena artística que muestre un relato diferente en el cual la identidad cubana y la negritud fuese motivo de orgullo nacional.

Con el aumento de su fama y repercusión internacional, Lam realiza una serie de viajes a partir de 1952 para finalmente volver a instalarse en París, para trasladarse diez años más tarde a una pequeña población italiana, Albissola, aunque finalmente fallece en París, en 1982.

OBRA DE WIFREDO LAM

Con unos inicios académicos en los cuales realiza principalmente paisajes y retratos, su obra va evolucionando hacia otros temas y lenguajes más moderno tras su estancia en la Academia de San Fernando. Tras estudiar a los grandes maestros expuestos en el Museo del Prado y a sus contemporáneos (Matisse, Gauguin, Picasso, Miró, Gris), Lam desarrolla un lenguaje próximo al expresionismo (síntesis en las formas y mayor énfasis en la pincelada y el color), que más tarde derivará en un cubismo tardío.

En su etapa en España y los inicios de la guerra, Lam sobrevivía a base de realizar paisajes y retratos por encargo. Tras la muerte de su esposa e hijo, estos son sustituidos por maternidades y escenas de personajes suplicantes, así como otras inspiradas en escenas de guerra.

Entre 1937 y 1938 se produce un cambio significativo en su lenguaje. Los rostros de sus figuras son sustituidos por una suerte de máscaras, óvalos semivacíos y monocromáticos cuyos rasgos faciales se reducen a una serie de líneas. Se adelanta pues al contacto con la obra de Picasso, que conocerá directamente en sus visitas al taller una vez en París, y al impacto que en él tuvo el Musée de l’Homme, que no fue inaugurado hasta 1938, año de su llegada a París. Por lo tanto, podemos decir que Lam ya había iniciado este camino estético tan definidor de su obra, el cual encontrará el apoyo de otros artistas contemporáneos -como el caso de Picasso-, y no supeditarlo a una influencia directa y única del artista español, como también se señala en otros estudios.

Muestra de ello es también el hecho de que la máscara aparece en un inicio en la obra de Lam más ligado al concepto de “enmascaramiento” entendido como el ocultamiento de la identidad en la psicología moderna que a su referente africano.

En Marsella conocerá a André Breton y otros miembros del Movimiento Surrealista, del cual participará durante un corto periodo de tiempo. De él llaman su atención las prácticas colectivas y el automatismo psíquico.

A su regreso a Cuba, en 1941, reaparece en sus obras la máscara y se establece en ellas un dialogo entre lo visible y lo invisible, lo real y lo imaginario, lo impuesto y las reivindicaciones.

Junto con otros artistas e intelectuales de la isla como Lydia Cabrera, Fernando Ortiz, Virgilio Piñera, José Lezama Lima y Aimé Césaire trabaja por crear una alternativa al retrato moderno impuesto por el gobierno de Fulgencio Batista. De la mano (o mente) de Fernando Ortiz (etnólogo, antropólogo, jurista, arqueólogo y periodista) surge el concepto de “transculturalización” el cual Lam lleva a la vertiente plástica. Es precisamente la pluralidad y la mezcla de culturas lo que constituyen la identidad colectiva de la isla, así como también la suya propia.

Su obra es un híbrido resultante de las influencias de las vanguardias europeas y la iconografía simbólica africana, cubana y caribeña. Formalmente, continúa siendo heredera de Picasso, Matisse y Julio González, a lo que se le suma el geometrismo sintético africano. Es en su temática en lo que radica su diferenciación con respecto a su obra anterior, su mayor aportación al arte contemporáneo de América Latina y su originalidad.

En su segunda etapa en París, Lam participará en el grupo CoBrA, una etapa que le llevará a experimentar con nuevos materiales y -de nuevo- con el azar y la espontaneidad en sus obras, concepto que tanto le atraía del colectivo surrealista.

En 1962 adquiere una casa en Albissola, donde hay un importante centro de producción cerámica. En 1975 realiza unas trescientas cerámicas, con símbolos que nos remiten a sus obras plásticas. En este año trabaja también en una obra autobiográfica que llevará el título de “El nuevo Nuevo Mundo de Lam” (y que finaliza en 1976). Se trata de una cartografía de afinidades poéticas y sociopolíticas, con multitud de referencias y lenguajes, a partir de las cuales realiza un discurso personal.

Silvia Sánchez Ruiz
Curadora